Mensajes de diversas orígenes
viernes, 25 de octubre de 2024
Quiero Dar a Conocer al Mundo Esta Última Prueba de Mi Pasión y de Mi Muerte, la Invisible de la Última Etapa de Mi Pasión, y Allí la Viví Perfectamente
Mensaje de Nuestro Señor y Dios Jesucristo a la Hermana Beghe en Bélgica el 9 de octubre de 2024
Quiero Que El Mundo Conozca Esta Última Prueba De Mi Pasión Y De Mi Muerte: Esa Invisible Última Etapa De Mi Pasión.
¡La Última Prueba De Mi Pasión!
Mis queridos hijos,
Os hago una revelación. Cuando morí, todavía en la Cruz, vi el mundo y permanecí inmóvil, como petrificado. Era oscuro, vil, bajo e inmensamente malo.
Vi todas las disputas, toda la ingratitud, todas las rencillas, toda la desunión, todas las guerras y vi al demonio de la Soberbia, Lucifer, regocijándose en el desorden, la bajeza y la irresponsabilidad de los hombres a lo largo de los siglos.
Vi especialmente los crímenes de aquellos que se llamaban a sí mismos Mi pueblo y que eran orgullosos. Estaban tan llenos de sí mismos, de su superioridad, de su riqueza, de sus capacidades inviolables, que el destino de aquellos a quienes maltrataban les era totalmente indiferente. Vi que el infierno se abría para apresarme, porque Yo era el receptáculo de todas las desgracias del mundo y Mi Alma estaba aterrorizada. Vi a todos los condenados de todos los tiempos odiándome y detestándome, y todos querían agarrarme y arrastrarme con ellos. Los demonios, las almas demoníacas y condenadas Me querían con ellos para condenarme aún más, y fui apresada por esta horda maligna cuando salía de Mi pobre cuerpo torturado y golpeado.
Mi Alma inmaculada, aún cubierta de todos los males de la tierra, de todos los pecados de los hombres, cualquiera que fuera su horror o su bajeza, estaba aparentemente destinada a ellos; lo creyeron y su vileza les hizo creer que podían dominar lo que sólo pertenecía a Dios.
Se apoderaron de mí y yo, bondad divina, caridad divina, excelencia divina, pero también autoridad divina, rechacé su presión con una mirada llameante que manifestaba un poder sin igual y todos ellos se arrojaron hacia atrás, un efecto que ninguna otra alma 'habría podido obtener sobre ellos si no hubiera sido el alma divina.
Me liberé de sus garras, de su cólera, de su fétido aliento, lo que no podría haber conseguido ningún otro, y comencé Mi viaje a todas las esferas inferiores de la otra vida, comúnmente llamadas 'Hades o infierno'.
Entregué las almas de los justos, pacientes y fervorosos, situadas en la esfera de los Patriarcas, porque mientras no se cumpliera la Redención, tampoco ellos, herederos del pecado original, podrían alcanzar el paraíso al que ahora tendrían acceso las almas santas vivificadas por Mi Vida.
Este terrible ataque a todo el infierno, donde se encontraban Mis enemigos más implacables y más detestables, fue la prueba final de Mi Alma, enfrentada al mal más grande, al mal infinito, al mal del horror más profundo. Ella salió victoriosa, Una contra Todos, donde ningún alma puede escapar jamás, donde todos están condenados para la eternidad porque han rechazado para siempre al Dios Vivo y Eterno.
Esta prueba fue Mi victoria final, la que muchas almas de la tierra ignoran, porque sólo la conocen aquellos que alcanzan el Conocimiento perfecto en el lugar de la Felicidad eterna.
Quiero dar a conocer al mundo esta última prueba de Mi Pasión y de Mi Muerte, la invisible de la última etapa de Mi Pasión, y allí la viví perfectamente. Mi Autoridad fue ejemplar porque, arrebatado, no luché, impresioné tanto a Mis enemigos con Mi mirada imperiosa e inalcanzable que retrocedieron, Me soltaron involuntariamente, pronunciando Mi Nombre «Jesús» a pesar de todo, por sí mismos, se rindieron y doblaron las rodillas ante su gran indignación (Flp 2, 9-10). Liberado, me fui inmediatamente, dejándoles con su vergüenza y su ira.
Fui acogido con profunda y santa alegría por Mis Ancianos en el Limbo de los Patriarcas y viajé por todas las demás esferas del mundo invisible llevándoles la Esperanza y la confianza de la Salvación.
Quise introduciros en el conocimiento de esta realidad invisible y todos Mis Santos del Cielo lo saben, pues es parte integrante de Mi Pasión y de Mi Muerte.
He sufrido física, psíquica y espiritualmente, lo he sabido todo, lo he experimentado todo personalmente y ningún dolor físico o moral Me es desconocido.
Os apoyo, hijos Míos, en todo el dolor, en todas las dificultades, en todo el cansancio y en todas las incomprensiones, porque lo he vivido todo, lo he conocido todo, lo he experimentado todo.
En Mí encontrarás al confidente perfecto, al consolador experimentado y al médico competente para cada enfermedad. Todo es curable, se cura en Mí, no dejo a nadie atrás mientras se dirija a Mí. Yo soy tu Salvador, tu Redentor, nada Me es desconocido, nada Me es indiferente, y Yo Te Amo. Que Dios sea bendecido, amado y admirado.
Os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Que así sea.
Vuestro Señor y vuestro Dios.
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